En el hemisferio norte es conocida como aurora boreal, y en el hemisferio sur como aurora austral, cuyo nombre proviene de Aurora, la diosa romana del amanecer.
Una aurora se produce cuando una eyección de masa solar choca con la magnetosfera terrestre. Esta "esfera" que nos rodea obedece al campo magnético generado por el núcleo de la Tierra, formada por líneas invisibles que parten de los dos polos (tal como si fuera un imán).
Las auroras tienen formas, estructuras y colores muy diversos que además cambian rápidamente con el tiempo. Durante una noche, la aurora puede comenzar como un arco aislado muy alargado que se va extendiendo en el horizonte, generalmente en dirección este-oeste. Cerca de la medianoche el arco puede comenzar a incrementar su brillo, pueden formarse ondas o rizos a lo largo del arco y también estructuras verticales que se parecen a rayos de luz muy alargados y delgados.
La Aurora boreal se observó y probablemente impresionó mucho a los antiguos, tanto que en Occidente como en China la Aurora fue vista como serpientes o dragones en el cielo.
Este fenómeno existe también en otros planetas del Sistema Solar, los cuales tienen comportamiento similares al planeta Tierra; como es el caso de Júpiter y Saturno que poseen campos magnéticos más fuertes que la Tierra. (Urano y Neptuno también poseen campos magnéticos) y ambos poseen amplios cinturones de radiación.
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